sábado, 27 de diciembre de 2008

"FREI VENDIÓ; PIÑERA TENDRÍA QUE HACER LO MISMO"

Diciembre 27. Frente a la controversia surgida en torno al destino que debieran dar los candidatos presidenciales a sus intereses empresariales, el diputado Eduardo Díaz del Río indicó que "en su momento, Eduardo Frei vendió su participación en Sigdo Koppers, colocando el producto en depósitos a plazo. Piñera debiera imitarlo con sus acciones de Lan y otras empresas, destinando los recursos que recaude al mismo tipo de portafolio. Es más, esa debiera ser la conducta de cualquier candidato a Presidente de la República, pues debe garantizarle al país que no tendrá jamás un conflicto entre sus intereses económicos y los de la Nación, y que al poner sus dineros en depósitos iguales a los que manejan millones de chilenos, amarra el destino de su capital al funcionamiento de la economía igual que el resto de la población".
El parlamentario reiteró que "para este tipo de conflictos, el fideicomiso ciego no es ninguna solución, pues aunque un tercero maneje sus inversiones, éstas siempre estarán en la mira del Presidente, obstaculizando la libertad con la cual debe conducir las líneas financieras de la economía. La venta y posterior sujeción del producto a los depósitos a plazo es el único camino que garantiza la total igualdad y transparencia que el país requiere en esta materia".
Díaz insistió en que no se trata de personalizar el tema a propósito de la situación de Sebastián Piñera, pero que el hecho de que éste sea un gran inversor genera una doble condición: por un lado, pone sobre la mesa el problema, y por otro, permite proponer ciertas hipótesis a la luz de su propio caso.
"El expediente Piñera nos enfrenta a una realidad que el país no conocía, al menos en las últimas décadas: la eventualidad de ser gobernados por un empresario multimillonario, con intereses personales en múltiples áreas de la economía. Más aún, éstos se despliegan incluso fuera de nuestras fronteras hacia países vecinos, lo que añade un nuevo color al asunto", aseveró el diputado.
"Por poner tan sólo un par de ejemplos", continuó indicando Díaz, "no cabe duda de que si, a la vez, el Superintendente de Valores y Seguros, el Fiscal Nacional Económico y el Director General de Aeronáutica Civil son nombrados por el Presidente, si éste es un importante accionista de la principal línea aérea nacional, resta toda libertad al accionar preventivo, fiscalizador y sancionatorio de estas autoridades".
"Del mismo modo, si el Primer Mandatario resulta ser codueño del principal club de fútbol del país, y al mismo tiempo resulta que el Director de Chiledeportes que aquel nomina y retira del cargo a su antojo debe administrar el principal estadio de Santiago, no cabe duda que podría haber espacio para maniobras que terminen beneficiando a la entidad deportiva en la cual tiene intereses el Presidente", expresó.
"Sin embargo", siguió señalando Eduardo Díaz, "es en el campo de las inversiones internacionales donde nos encontramos con las situaciones más delicadas, pues el conflicto en este caso podría no darse simplemente entre intereses económicos, sino entre éstos y la soberanía, seguridad, defensa e incluso integridad del Estado. Baste imaginarse que ocurriría si las inversiones de un Presidente en países vecinos obstaculizaran la necesaria independencia que éste requiere para administrar situaciones de alta explosividad, eventualmente conflictivas. Podríamos llegar a encontrarnos con un jefe supremo de las Fuerzas Armadas atado de manos entre sus intereses personales y aquellos del país, lo cual sería un extremo intolerable".
"Todo lo anterior", concluyó el parlamentario, "me lleva a concluir que la única solución que garantiza al mismo tiempo la independencia total del Presidente y de las autoridades que éste nomina, y que el destino de sus inversiones sea el mismo que las del resto de los chilenos, es la venta de sus intereses empresariales, y el depósito del producto resultante en depósitos a plazo dentro del país".

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