
Explicó el parlamentario que “Chile y su gente requieren de un espacio desde el cual todas las personas y todos los referentes políticos discriminados y excluidos por el sistema electoral binominal tengan un lugar para construir una sociedad mas justa y mas limpia”.
Eduardo Díaz hizo ver que los vicios del partidismo no podrán ensombrecer el horizonte de nuestra Patria, rememorando los conceptos que sobre la materia vertiera Eduardo Frei Montalva: “hay un mal que puede corromper a los partidos y destruir su objeto y él surge cuando el espíritu del partidismo se enseñorea. Entonces el partido se transforma en bando, la razón cede a la consigna; la ventaja del grupo supera y desborda el concepto del bien común, y en el espíritu de los que militan se antepone el interés del partido al bien de la nación…En el fondo, el partidismo es una forma de crisis moral: ambiciones incontenidas, sentido de clan (mafia) que se ayuda y acomoda, aunque para ello se atropelle al que tiene justos derechos. Por esta causa se desprestigian los partidos y en algunos espíritus surge el desprecio”.
Junto con resaltar que el partidismo actual destruirá la democracia, el parlamentario explicó que “vinimos al Parlamento motivados por nuestros valores cristianos, a servir a Chile y a la gente, especialmente a los pobres, al pueblo mapuche y a la clase media empobrecida. Nunca nos han interesado los partidos políticos y la actividad política desde otra perspectiva que servir a Chile y a su gente. Por ende, no hay partido, cargo o cupo alguno que vaya a variar nuestros objetivos ni los valores en que se sustentan”.
En torno al contenido que tendrá esta Nueva Mayoría, Díaz dijo que deberá:
1) Cerrar definitivamente las heridas del pasado;
2) Darle un contenido social al mercado, para que los pobres y nuestra clase media empobrecida, puedan acceder y disfrutar también de los beneficios del crecimiento; 3) Rescatar para Chile una democracia efectiva, hoy cautiva y empequeñecida por las cúpulas partidistas santiaguinas, y la distribuya a lo largo de todas las regiones del país, ya que es evidente, que mediante el sistema binominal, las cúpulas partidistas santiaguinas extorsionan, monopolizan y manipulan la soberanía popular;
4) Y finalmente, con una gran escoba “barrer la corrupción partidista”, se encuentre ésta dónde se encuentre.
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